Ulises, también conocido como Odiseo, era rey de Itaca. Allí vivía junto a su bella esposa Penélope y a su hijo Telémaco. Ulises, junto a un grupo de valientes príncipes griegos, emprendió un largo viaje para tomar la ciudad de Troya. Esta ciudad rodeada por murallas era infranqueable.
Ulises que era muy inteligente, después de fracasar en varios intentos, tuvo la gran idea de construir un caballo de madera gigantesco apoyado sobre una base con ruedas que abandonó a las puertas de la ciudad de Troya. Los troyanos, deslumbrados por el gigantesco caballo, abrieron el pesado portón de la ciudad y lo empujaron dentro. Ellos no sabían que el caballo contenía una sorpresa que los llevaría a su fin. Dentro del caballo estaban escondidos numerosos soldados. Cuando llegó la noche y los troyanos estaban descansando, los soldados abrieron una puerta secreta y se escabulleron dentro de la ciudad. Luego abrieron el pesado portón que franqueaba la entrada para permitir la entrada del resto de las tropas griegas, que aguardaban escondidas en un bosque cercano.
Así se logró destruir la ciudad de Troya.
Una vez cumplido su objetivo, Ulises volvió a Itaca junto a sus guerreros, pero debido a los distintos tropiezos sufridos durante la travesía, el viaje que debía demorar unas pocas semanas se convirtió en una odisea que duró diez largos años.
Aquí vamos a conocer los tropiezos y desventuras que atravesó Ulises hasta que logró llegar a su reino....
Una de ellas es: ULISES EN LA ISLA DE LOS CICONES.
Las naves de Ulises, como todas las de la época, eran pequeñas. No tenían más que una vela y un puñado de remeros para impulsarlas. Trataban en lo posible, de no perder de vista la costa, para poder buscar refugio en caso de tormenta.
Muchas veces el clima les jugaba una mala pasada. En este caso, al tiempo de partir, un fuerte viento empujó las naves hacia una isla ocupada por los Cicones.
Ulises, encontró que en esa isla había un gran tesoro y envió a sus hombres a recoger el botín. Los Cicones, rápidamente se armaron para defender sus posesiones emprendiendo una feroz lucha cuerpo a cuerpo contra los navegantes.
Como los Cicones eran muy numerosos ganaron la batalla. Ulises perdió el botín y muchos hombres en la lucha. Pero con los que habían logrado salvarse, logró huir velozmente aunque con mucha tristeza por el resultado adverso de la expedición.
Como si el cielo quisiera castigarlos por su atrevimiento, se desató una fuerte tempestad. El agua entraba a raudales y las velas se hincharon por el viento hasta reventar. Varios días lucharon contra las adversidades del tiempo sin descansar.
Cuando por fin, volvió la calma al mar, aprovecharon para reparar las naves y reemplazar las velas destrozadas. Pero nuevamente comenzó a soplar el viento norte alejándolos de su ruta, mar adentro y empujándolos luego hacia otra isla extraña.....
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